09 marzo 2009
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Lo que pertenecía a la ficción de la novela de A. Huxley “Un mundo feliz”(1932), se gestó en un organismo de la Pcia de Buenos Aires. En el año 2005, a un docente de 24 años se le descubrió el Síndrome de Brugada, una arritmia genética, tuvo que implantársele un cardiodesfibrilador. No se le permitía regresar a sus tareas habituales, pretendiendo jubilarlo debido a la patología en su ADN, sin respetar alta médico. Hoy, ese docente tiene 27 años, su historia continúa... la persecución no cesa.
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